Miguel Prenz
Miguel Prenz logró algo que
parece imposible: hacer de un caso escalofriante una crónica accesible y entretenida; morbosa pero interesante. Estudió en
detalle lo ocurrido y construyó un relato que incluye giros inesperados para no
aburrir al lector.
La Misa del Diablo comienza
con una breve descripción del hecho: se trata del asesinato de un niño de once
años con las características de un sacrificio ritual. Para esto ubica en tiempo
y espacio lo ocurrido: Corrientes, ciudad de Mercedes en octubre del 2006.
Presenta someramente a varios de los que conformarán el relato a medida que
este avanza: además de la familia de Ramoncito -la víctima- hablará de varios
vecinos y conocidos, entrevistará a algunos de los acusados y testigos clave y
al equipo que se dedicó a investigar el caso para la Justicia.
Poco a poco, se va acercando
al núcleo de los protagonistas abordando primero a los personajes más
circunstanciales para luego llegar a los testigos clave y participantes activos
del hecho. De esta manera logra espaciar estratégicamente la información para
generar asombro y retener al lector. Con el correr de las páginas, distintos datos
sufren modificaciones y abunda la falta de certezas.
Comienza con una declaración
de Ramonita –testigo presencial del caso- que recapitula lo ocurrido en el
supuesto sacrificio umbanda que tuvo como fin la decapitación de Ramoncito:
esta parte, aunque espantosa e impactante por su contenido, es predecible en lo
que respecta a la estructura de la crónica. Hace un repaso de los días previos
al asesinato y la forma que tomó el rito, los diálogos de los asesinos, sus
vestimentas y otros datos referentes a la situación.
El autor entrevista a los
imputados y comienza a plasmar sutilmente su postura a través de sus sensaciones.
Los describe sospechosos, incluso villanos, de una forma encantadora y
convincente.
Luego, retoma las
declaraciones de Ramonita sobre la madre del niño, a quien veníamos
considerando una víctima más del hecho: dice sin vueltas que ella fue la
entregadora. Este giro es completamente sorpresivo y logra el efecto buscado:
atrapar. Prenz hace que en este punto sea imposible abandonar la lectura.
Con el fin de lograr un relato
con giros y novedades pero evitar confusiones, coloca una declaración sorpresiva
e inmediatamente retrocede en el tiempo para explicar de qué se trata. Prenz recapitula
y menciona brevemente de qué forma venían sucediendo las cosas para que quede
claro el salto en la narración y no deja de lanzar interrogantes que no han
tenido respuesta, como la pregunta sobre los autores intelectuales del hecho.
Rocío Zanini
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