lunes, 25 de noviembre de 2013

¡Los colorados no son bichos!



–Nos sacan fotos como si fuéramos bichos raros –dice Omar, y una voz de más atrás grita:
 – ¡Es por eso que nos juntamos!
Omar Fortunato es el alma de la reunión y el administrador de la página de Facebook Pelirrojos club. Se mueve de un colorado al otro intentando levantar la moral de esos rostros pecosos que parecen ponerse aún más colorados por estar en este lugar.
Los pelirrojos viven condicionados por la atención  que provoca el color de su pelo del cual se sienten orgullosos una individualidad natural y evidente que los hace exclusivos en un mundo que tiende a homogeneizarse. El rutilismo es un carácter genético cuya más importante característica es la pigmentación de la piel y del cabello. No existen fuentes fiables o científicas con números más o menos exactos sobre los porcentajes de pelirrojos en el mundo, solo los países con mayor cantidad de pelirrojos han hecho estudios con datos.Lla universidad de Edimburgo, en Escocia, publicó un estudio sobre enfermedades de la piel en el que establece que un  10% de la población total de ese  país es pelirroja.
Algunos de los pocos pelirrojos argentinos decidieron reunirse por primera vez el sábado 23 de noviembre en el patio del fondo del bar La Papelera, sobre la calle Honduras, a apenas media cuadra de la plaza Serrano.  La convocatoria se formalizó a través de su página de Facebook que en menos de un mes cosechó más de 1700 “Me gusta”.
A la hora puntual de inicio de la reunión, las 18, los pelirrojos eran apenas 7 y los no pelirrojos éramos unos  10. Al intentar acercarse a hacer una pregunta o sacar una foto  uno se encontraba con evasivas y timidez –“esperá  que seamos más”, nos decían– ellos no se juntaban entre ellos y se apoyaban en sus acompañantes no pelirrojos buscando tal vez motivos para no irse de allí. Pero al pasar el tiempo y con el entusiasmo provocado por las fotos para un medio gráfico, que envió un fotógrafo pero no un cronista, se empezaron a soltar. Para llegar hasta el patio interno reservado para a la reunión debían atravesar el bar y uno podía ver la duda que los dominaba  hasta que  veían que eran más de los que creían y que nadie allí se burlaba de ellos, solo ellos lo hacían y se apuraban en hacerlo. Se decían sin conocerse y a la manera de santo y seña los diferentes apodos que los martirizaban en un punto y con los cuales hoy parecían sentirse satisfechos. Cabeza de tuco, tomate, fosforito, zanahoria y tantos por el estilo.
La primera de estas reuniones de pelirrojos se hizo en Holanda en el año 2005 y de allí en más, en ese país se hace todos los años, siempre el 1º  de septiembre. La  reunión de 2013 congregó a más de 1700 pelirrojos en la ciudad de Breda y entrór en el libro Guinness de los records.  Estas manifestaciones recuerdan el cuento corto de Arthur Conan Doyle “La liga de los pelirrojos”, aunque carecen de las intenciones criminales allí narradas.
En esta reunión argentina las expectativas no son ni por lejos llegar a ese numero. Al principio nos había parecido una mala idea que se reunieran en un lugar apartado y algo escondido,  y no en una plaza, por ejemplo. Ahora ya no lo es tanto: tal vez en un lugar tan abierto y expuesto estarían más  a la defensiva, como al principio de esta reunión. Una vez que el pequeño lugar estuvo totalmente lleno de pelirrojos, la confianza y la alegría de sentirse acompañados es notoria.
Por qué se juntan?
 –Tenemos que visualizarnos juntos y derribar los mitos que alrededor nuestro se dicen todo el tiempo, que traemos mala suerte, que somos tontos o las mujeres pelirrojas brujas o muy sueltas de cuerpo, me entendés, ¿no? Y a la vez tenemos motivos más serios, más adelante trabajaremos sobre la idea de hacer conocer que nuestros problemas a nivel salud son atendibles. ¿Vos sabias que a nosotros no nos agarra la anestesia como a todos? La mayoría de la gente se queda con nuestros problemas de piel pero nuestro gen mutante (sic) nos provoca otros trastornos y debemos hacer algo al respecto –dice Omar.
Llegan las cámaras de televisión y de manera comprensible todo se desordena. Ahora si la reunión parece ser una fiesta, los pelos se sueltan y los ojos verdes, que casi todos comparten, se abren aún más.
La reportera del canal 9 enviada a cubrir la nota es muy linda, muy simpática y… ¡pelirroja!  
– ¡Esta buenísimo porque voy a poder hacer la nota con conocimiento de causa! –dice-  No fue a propósito: en realidad, obviamente cuando se enteraron que esto estaba para cubrir,  dijeron Esto está buenísimo para que lo cubras vos,  pero la verdad que somos el único equipo que trabaja los sábados por la tarde.  Esto es muy loco… ¡es increíble!-
La  risa la desborda como a todos los “colo” que van llegando a la reunión, ahora sí en grupos homogéneos, y vemos cómo sacan los celulares para intercambiarse los números. Uno de los más activos en capturar números es un adolescente que va de una pelirroja a otra.
–Nunca  salí con una pelirroja, sería raro, qué va a decir el que nos vea, es que somos parecidos, como salir con un hermano –dice, poniéndose todavía más colorado.

A la hora de inicio de la reunión sólo eran siete y en menos de una hora ya eran más de cincuenta los que compartieron un momento de fraternidad que parecían necesitar. Los organizadores habían preparado unas charlas sobre salud, cuidados de la piel y chequeos más especiales, y luego una sexóloga dio consejos exclusivos para los rojos. El lugar, que al principio parecía tan grande, ahora se convierte en una caja pequeña en la que no se puede respirar y nos damos cuenta, nosotros, los no pelirrojos que de a poco nos fuimos convirtiendo en invisibles y salimos del patio hacia el bar, para ver como nuevos tímidos colorados se acercan por el pasillo de mesas prontos a convertirse en orgullosos pelirrojos.

Claudio Buezas

1 comentario:

  1. Muy bueno Claudio, desconocía el tema de los trastornos de salud y tampoco me percataba de otras cuestiones, en cuanto a cómo se sienten en relación al resto. Interesante.

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