–Nos sacan fotos como si fuéramos
bichos raros –dice Omar, y una voz de más atrás grita:
– ¡Es por eso que nos juntamos!
Omar Fortunato es el alma de la
reunión y el administrador de la página de Facebook Pelirrojos club. Se mueve de
un colorado al otro intentando levantar la moral de esos rostros pecosos que
parecen ponerse aún más colorados por estar en este lugar.
Los pelirrojos viven condicionados por la atención que provoca el color de su pelo del cual se
sienten orgullosos una individualidad natural y evidente que los hace
exclusivos en un mundo que tiende a homogeneizarse. El rutilismo es un carácter
genético cuya más importante característica es la pigmentación de la piel y del
cabello. No existen fuentes fiables o científicas con números más o menos
exactos sobre los porcentajes de pelirrojos en el mundo, solo los países con
mayor cantidad de pelirrojos han hecho estudios con datos.Lla universidad de
Edimburgo, en Escocia, publicó un estudio sobre enfermedades de la piel en el
que establece que un 10% de la población
total de ese país es pelirroja.
Algunos de los pocos pelirrojos
argentinos decidieron reunirse por primera vez el sábado 23 de noviembre en el
patio del fondo del bar La Papelera, sobre la calle Honduras, a apenas media
cuadra de la plaza Serrano. La convocatoria se formalizó a través de su página
de Facebook que en menos de un mes cosechó más de 1700 “Me gusta”.
A la hora puntual de inicio de la
reunión, las 18, los pelirrojos eran apenas 7 y los no pelirrojos éramos
unos 10. Al intentar acercarse a hacer
una pregunta o sacar una foto uno se
encontraba con evasivas y timidez –“esperá que seamos más”, nos decían– ellos no se
juntaban entre ellos y se apoyaban en sus acompañantes no pelirrojos buscando
tal vez motivos para no irse de allí. Pero al pasar el tiempo y con el
entusiasmo provocado por las fotos para un medio gráfico, que envió un
fotógrafo pero no un cronista, se empezaron a soltar. Para llegar hasta el
patio interno reservado para a la reunión debían atravesar el bar y uno podía
ver la duda que los dominaba hasta que
veían que eran más de los que creían y que nadie allí se burlaba de
ellos, solo ellos lo hacían y se apuraban en hacerlo. Se decían sin conocerse y
a la manera de santo y seña los diferentes apodos que los martirizaban en un
punto y con los cuales hoy parecían sentirse satisfechos. Cabeza de tuco,
tomate, fosforito, zanahoria y tantos por el estilo.
La primera de estas reuniones de
pelirrojos se hizo en Holanda en el año 2005 y de allí en más, en ese país se hace
todos los años, siempre el 1º de septiembre.
La reunión de 2013 congregó a más de 1700
pelirrojos en la ciudad de Breda y entrór en el libro Guinness de los records. Estas manifestaciones recuerdan el cuento
corto de Arthur Conan Doyle “La liga de los pelirrojos”, aunque carecen de las
intenciones criminales allí narradas.
En esta reunión argentina las
expectativas no son ni por lejos llegar a ese numero. Al principio nos había
parecido una mala idea que se reunieran en un lugar apartado y algo escondido, y no en una plaza, por ejemplo. Ahora ya no lo
es tanto: tal vez en un lugar tan abierto y expuesto estarían más a la defensiva, como al principio de esta
reunión. Una vez que el pequeño lugar estuvo totalmente lleno de pelirrojos, la
confianza y la alegría de sentirse acompañados es notoria.
Por qué se juntan?
–Tenemos que visualizarnos juntos y derribar
los mitos que alrededor nuestro se dicen todo el tiempo, que traemos mala
suerte, que somos tontos o las mujeres pelirrojas brujas o muy sueltas de cuerpo,
me entendés, ¿no? Y a la vez tenemos motivos más serios, más adelante
trabajaremos sobre la idea de hacer conocer que nuestros problemas a nivel
salud son atendibles. ¿Vos sabias que a nosotros no nos agarra la anestesia
como a todos? La mayoría de la gente se queda con nuestros problemas de piel
pero nuestro gen mutante (sic) nos provoca otros trastornos y debemos hacer
algo al respecto –dice Omar.
Llegan las cámaras de televisión
y de manera comprensible todo se desordena. Ahora si la reunión parece ser una
fiesta, los pelos se sueltan y los ojos verdes, que casi todos comparten, se abren aún más.
La reportera del canal 9 enviada
a cubrir la nota es muy linda, muy simpática y… ¡pelirroja!
– ¡Esta buenísimo porque voy a
poder hacer la nota con conocimiento de causa! –dice- No fue a propósito: en realidad, obviamente
cuando se enteraron que esto estaba para cubrir, dijeron Esto está buenísimo para que lo cubras
vos, pero la verdad que somos el único
equipo que trabaja los sábados por la tarde.
Esto es muy loco… ¡es increíble!-
La risa la desborda como a todos los “colo” que
van llegando a la reunión, ahora sí en grupos homogéneos, y vemos cómo sacan
los celulares para intercambiarse los números. Uno de los más activos en
capturar números es un adolescente que va de una pelirroja a otra.
–Nunca salí con una pelirroja, sería raro, qué va a
decir el que nos vea, es que somos parecidos, como salir con un hermano –dice, poniéndose
todavía más colorado.
A la hora de inicio de la reunión
sólo eran siete y en menos de una hora ya eran más de cincuenta los que
compartieron un momento de fraternidad que parecían necesitar. Los
organizadores habían preparado unas charlas sobre salud, cuidados de la piel y
chequeos más especiales, y luego una sexóloga dio consejos exclusivos para los
rojos. El lugar, que al principio parecía tan grande, ahora se convierte en una
caja pequeña en la que no se puede respirar y nos damos cuenta, nosotros, los
no pelirrojos que de a poco nos fuimos convirtiendo en invisibles y salimos del
patio hacia el bar, para ver como nuevos tímidos colorados se acercan por el
pasillo de mesas prontos a convertirse en orgullosos pelirrojos.
Claudio Buezas
Muy bueno Claudio, desconocía el tema de los trastornos de salud y tampoco me percataba de otras cuestiones, en cuanto a cómo se sienten en relación al resto. Interesante.
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