jueves, 31 de octubre de 2013

Tráfico de promesas


El fútbol , casi  una religión planetaria, congrega a  centenas de millones de aficionados, los que constituyen la base, sabiéndolo o no, del impresionante negocio en que se ha transformado este maravilloso deporte.Atrás de cada grito de gol, de las  puteadas a los jugadores y/o a los árbitros, se mueven los intereses de los que lucran con esta pasión. El periodista chileno Juan Pablo Meneses encara, en ese contexto, la problemática de los niños futbolistas, uno de los negocios del fútbol internacional con la mejor tasa de retorno.
Su periplo para encontrar un niño-futuro crack lo lleva a los principales países-semillero de futbolistas. Perú, Chile, Ecuador, México, Argentina  y Brasil son las paradas obligatorias en esta búsqueda de un producto para Europa. Salvo excepciones, el escenario donde los encuentra son los barrios más pobres y peligrosos . Porque allí residen los pibes, chavales, chavos, crianças y sus familias, que sueñan con salir de pobres con el éxito del niño, quienes se desvelan imaginando que lucirá la camiseta del Barcelona, Real Madrid el Inter o el Juventus. El Barcelona está en la mayoría de las bocas de los miles de chicos que se agotan en interminables entrenamientos  y partidos en las calles de tierra de villas miseria, cantegriles, favelas o callampas. Mientras corren atrás de la pelota en busca del arco contrario, sueñan con hacer realidad la fantasía de los brazos abiertos en el medio del Camp Nou con la multitud vitoreando su nombre y el regreso triunfal al pueblo natal, con los euros suficientes para comprarle la casa a la madre y llenarle la heladera a toda la familia.
Varios son los  protagonistas de este entramado.  Meneses reportea a los niños–promesa; observa a las abuelas y madres que cada día los acompañan a los duros entrenamientos. Devela la miseria y los peligros que rodean a las familias en esos barrios donde campean la droga y la delincuencia.Descubre a los padres que acompañan, pero también presionan y chantajean a sus propios hijos para que cumplan con el sueño que les ha sido asignado: ser la salvación de la familia. Visita las academias de formación y los clubes. Muestra la inocencia y/o el interés genuino de algunos padres y dirigentes en el desarrollo de sus protegidos, asi como las presiones que ejercen los  ”cazatalentos”  que están en el negocio, para que les cedan los derechos de transferencia que permitirán manejar la vida de los que  vislumbran como promesas.
Alguno de esos promotores le aconseja a Meneses que no se encariñe con el niño que elija para comprar. Que apenas lo mande a Europa a probarse al club que lo haya aceptado y cobre su comisión, se olvide de él. Que se olvide, pues muchos de los niños que fichan los clubes, viajan solos y cuando no responden  terminan abandonados en Europa, conchabados en trabajos basura o delinquiendo para sobrevivir. Toda esta maniobra sobre un pequeño, sumado a que hasta su pasaporte queda en manos de un representante,  perfectamente podría configurarse como un delito de trata de personas y tráfico de menores.
El autor entrevista a Guillermo Cóppola, el ex -”representante de Dios”  como se autodenomina, para que lo aconseje sobre las características que debe observar en un futuro crack. Tiene que ser encarador en general y particularmente con las mujeres, puntualiza Còppola, antes de describir todo el panorama glamoroso del jet set futbolístico que pudo recorrer gracias a Diego Maradona.
Ese es el otro mundo anhelado por los niños futbolistas: tener a las modelos que ven en las revistas alrededor de ellos. Ser como los ídolos que aparecen fotografiados en las mejores playas del mundo, abrazados a esas minas inalcanzables. Llevarlas en el descapotable último modelo y entrar con ellas a la mansión que se hicieron construir en los barrios más caros de sus ciudades natales. Meneses nos pasea por Medellín, donde Pablo Escobar Gaviria “el rey de la cocaína”, fanático del fútbol,  logró en1989 que un equipo de Colombia, el Atlético Nacional patrocinado por él, ganara  la copa Libertadores de América. El propio Escobar se encargó de llevar el trofeo. Otras cosas le agradecen los pobres de Medellín. Haber construido barrios enteros para los sin techo, así como haber poblado de  canchas iluminadas la ciudad.
Uno de los capítulos del libo está dedicado a Rosario, el  de Fontanarrosa, el del bar El Cairo, con el fanatismo futbolero que despiertan los canallas de Rosario Central  o los leprosos rojinegros del Loco Bielsa. Aquí le ofrecen a dos chicos tobas de un barrio pobre de la ciudad. En esta descorazonadora realidad, aparece una excepción. En Jesús María, provincia de Córdoba, está el Club Social Atlético y Deportivo Che Guevara, donde las familias organizan cada fin de semana una comida comunitaria, mientras sus hijos juegan al fútbol. Cuando Meneses le plantea su interés por algún niño a la  presidenta del club, Mónica Nielsen, ella le aclara que el objetivo de desarrollar la actividad es que de su seno salga el Hombre Nuevo, es decir, los líderes para el cambio social, no promover luminarias. No están dispuestos a sacrificar un solo niño estrella, para mantener a doscientos. Y pelean entre todos para que el Intendente les ceda un espacio para construir su propia cancha.
Meneses recuenta los intentos formales de la Fifa, la Conmebol, el Brasil de Lula para regular el tráfico de niños futbolistas, demostrando con datos concretos, la inutilidad de las reglamentaciones acordadas. Ya en 1999 el partido Verde de Italia denunciaba que el 57% de los niños que llegaban a jugar futbol tenían menos de doce años. Pero el negocio que implica acomprar un niño por doscientos dólares y transferirlo por cifras cercanas al millón, es más fuerte que la ley.
Los concursos patrocinadas por los grandes clubes y las firmas de ropa deportiva, con jurados de famosos futbolistas, donde  miles de niños, en solitario o en equipos, compiten para llegar a una prueba en un club europeo con todo pago, son en realidad, una gran operación de rastrillaje para cooptar a los mejores. La formación y selección de estos chicos es uno de los principales objetivos  de los clubes europeos, como el FC Barcelona, que formó una sociedad con Boca Juniors para entrenarlos y llevarse a los elegidos. Así como sucede en la economía mundial, el negocio del fútbol y en particular el de los niños futbolistas se concentra  cada vez más, mientras en el mundo la mayoría de los niños siguen siendo pobres y también siguen siendo  pobres la inmensa mayoría de los niños futbolistas.

Susy Estévez


3 comentarios:

  1. Terrible recorrido por los sueños que se vuelven pesadilla. Reflejo claro y angustiante de un libro que se condensa perfectamente acá.

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  2. Muy buena reseña Susy, me da la idea de un tratamiento profundo y crítico del tema. Un problema dentro de otro y otro que hace interesante este tipo de crónicas.

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  3. Me gusto mucho el artículo...me generó interés por el libro.

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